Hoy quiero hablar de un tema que yo personalmente he vivido y experimentado, es el síndrome de la mala mamá.

Hace un tiempo las mujeres decidimos independizarnos y desarrollar diferentes áreas de nuestra vida, nuestra profesión, nuestra vida social, en ocasiones seguimos estudiando, también cuidamos de nuestro físico y nuestro bienestar.

Al adoptar todos estos roles nuevos necesitamos tiempo para todo lo que queremos hacer. Además de estos roles nuevos, las mujeres aún conservamos los roles de antes, todavía debemos tener la casa limpia, bella, hijos bien educados y cuidar de nuestra relación de pareja, si la tenemos.

La realidad es que no podemos hacer todo a la vez y hacerlo bien.

A medida que desempeñamos tantos roles puede comenzar a aparecer en nosotras una sensación de que estamos descuidando lo más importante, estamos siendo malas mamás.

La trampa es que comenzamos a compensar a nuestros hijos con regalos materiales por nuestra ausencia y falta de tiempo. Tratamos de evitar riñas, conflictos y castigos o sanciones. Omitimos varias cosas de la crianza y pasamos por alto comportamientos y es aquí donde está el verdadero problema; nuestros hijos no necesitan mamás perfectas y mi mensaje hoy es que no te sientas mal porque quieres desarrollar las diferentes áreas de tu vida, lo importante es que seas una buena mamá, no tienes que estar siempre con ellos ni hacerles todo pero si debes educarlos.

¿Qué es ser una buena mamá?

Ellos deben aprender valores, tener límites, comprender que no pueden hacer todo lo que quieren, que hay ciertas reglas que respetar.

Es fundamental que el tiempo que estés con ellos realmente estés con ellos presente, haciendo diferentes actividades y compartiendo un tiempo de calidad.

Si no tenemos más opción que salir temprano en la mañana y en la noche regresar tarde y a veces cansadas pues no sirve de nada sentirnos mal y juzgarnos. No nos ayuda y por el contrario nos deprime. Es importante comprender que, aunque nuestros hijos son lo más importante también necesitamos una vida balanceada. Una mamá feliz, dichosa, alegre y que vive en balance podrá hacer cosas maravillosas por y para sus hijos.